Llegamos a Logroño con el tiempo justo, casi a la carrera. Creo que era mi primera vez paseando por la ciudad de día, y me sorprendió. Lo primero que nos llamó la atención, al pararnos a ver la boda valenciana con traca final para no ver el vestido de la novia, fueron las torres de la Catedral de Santa María de la Redonda, que tienen nombre propio. La Torre de San Pablo, es un poco más alta que la de San Pedro, aunque a simple vista parezcan gemelas. Un detalle que solo descubrimos al poner la oreja, a uno de esos turreguías…
Visita relámpago
al mercado, no nos podíamos perder el puesto de Marisol, que luce con orgullo
vender el mejor chorizo del mundo . Un sabor único entre tradición y sabiduría. Nos llevamos de regalo, además de
la charla la receta de su abuela para hacer las mejores patatas a la riojana.
Después bajamos hacia la calle del Laurel, más
llena de lo que recordaba. Aunque tardan
lo suyo, en La Tavina probamos su crujiente de careta de cerdo,
ganador del Delantal de Bronce del Concurso de Tapas de La Rioja. Una
maravilla: lámina fina, pasada por la plancha hasta quedar crujiente, con
laurel, pimienta y sal en escamas. “Tradición y modernidad en un solo bocado”.
En
Navarrete, recuperar fuerzas y un poco de bajón con el partido del Athletic,
pero la noche terminó con unas cuantas copas de vino y muchas risas, incluso
alguna cadeneta improvisada con los lugareños antes de cerrar el bar. Menos mal
que alguien con algo de cordura nos guió hacia el hostal frente a la iglesia,
porque las campanas nos despertaron temprano. Al menos, el cambio de hora nos
regaló una más de sueño.
A ratos la multitud era agobiante, pero bastaba mirar
alrededor para que los colores del otoño —rojos, ocres, dorados— lo curaran
todo. Precioso. Disfrutamos del ambiente, de las tres copas de vino
reglamentarias y del paisaje que lo envolvía todo y corriendo para casa para hacer
la maleta...
En cuanto a la recomendación gastronómica el Figón
del Duque, donde terminamos bailando gracias a que nos dejaron el altavoz, todo un
detalle. Su pequeña bodega escondida – peligrosa para los que van pasados de
copas, solo nos dejan bajar a nosotros dos, bajo el restaurante nos sorprendió
tanto como su carta, que respira el lema “Del terruño al fuego”. Todo
estaba delicioso, pero lo más el Mole & Magret, con su salsa de
chiles, especias y chocolate al 90%, pero lo imprescindible las Chuletillas
de lechal al sarmiento, con causa de panaderas y crema de pimientos de
piquillo.




Numayos a ver si rula esa receta de patatas a la riojana!!
ResponderEliminarINGREDIENTES
Eliminar• 1/2 Kg. de chorizo
• 2 patatas grandes
• 1 hoja de laurel
• 4 dientes de ajo
• 7 bolas de pimienta
• 1/4 cucharadita de pimentón
PATATAS A LA RIOJANA (4 PERSONAS)
PREPARACIÓN
Se pone a hervir agua en una cazuela junto con el laurel y la sal. Se pelan las patatas, se trocean en dados, hacléndolas crujir, y se ponen a cocer. Se añade el chorizo. Se machacan 2 dientes de ajo y las 7 bolas de pimienta negra, y se añaden a la cazuela.
Cuando los ingredientes estén cocidos y el caldo de las patatas esté gordo, se pone al fuego una sartén con aceite de oliva y se añaden dos dientes de ajo partidos por la mitad y el pimentón, se dora y se añade a la cazuela. Se tapa y se deja reposar.