¿A Melilla? ¿Pero qué se te ha perdido a ti en Melilla? – Cuántas veces me han soltado esta pregunta, como si estuviera buscando un tesoro perdido en medio del desierto. Pero ¿sabes qué? Hay sueños que no pueden esperar, sobre todo en estas tierras de frontera donde todo puede cambiar de la noche a la mañana. ¡Y aquí estoy, otro sueño cumplido!
Un viaje que, sinceramente, me dejó sin palabras. Melilla es una joya. ¿Quién lo diría? Una ciudad limpia, ordenada y con una gente que no puede ser más simpática. Me sorprendió en cada rincón. Se nota que aún no está invadida por turistas, y eso que tuvimos la suerte de aterrizar justo en el epicentro de la fiesta: La Africana, esa carrera legendaria que serpentea por los rincones más emblemáticos de la ciudad, organizada por el Tercio Gran Capitán I de La Legión.
Melilla estaba engalanada con cientos de
banderas de España, y por cada esquina asomaban los uniformes verdes, con ese tallaje a la italiana
que no pasa desapercibido de la Legión, un auténtico orgullo
melillense que les hace decir "¡viva España!" y "¡Viva el
Rey!" cada dos por tres, aunque sin saber muy bien por qué.
Y como si fuera poco, fotos con los nuevos reyes del lugar: Suceso
y Baraka, los borregos que han llegado para sustituir a la famosa cabra. Ellos
le dan ese aire tan pintoresco y auténtico que solo Melilla sabe ofrecer.
Sin duda, vamos a recomendar la visita a todo el mundo. Mucho arte y mucha historia. Así nos lo explica un coronel en el museo militar, donde nos recibe un curioso botijo a la entrada. Según nos cuenta, tras la Guerra de África, Marruecos solicitó la paz. Después de unas complejas negociaciones, se acordaron los límites fronterizos de Melilla con Marruecos, definidos nada menos que por la distancia que alcanzara la bala del cañón “El Caminante”.
Así que, en un sentido casi literal, Melilla es la ciudad que nació de la bala de un cañón. ¿Hay algo más militar que eso?Durante el fin de semana, nos sumergimos en el ambiente y
adoptamos hasta el saludo militar: un golpe al pecho con rebote, seguido de un
manotazo en la pierna con gesto marcial, doloroso y sonoro.
El lugar elegido para realizar los disparos, Victoria Grande,
resultó ser uno de los fuertes más avanzados del Cuarto recinto fortificado.
Como nos cuenta el coronel, con algo de sorna, los militares españoles de la
época fueron unos auténticos "quijotes", pues de las dos balas
disparadas, elegían la que más cerca llegaba, aunque perdieron territorio. Una
pena, eso sí, que no se conserve la ilustre pieza de artillería, que fue
fundida para otras necesidades. Un trozo de historia que se perdió en el
proceso.
Al final, Melilla ocupa poco más de doce kilómetros
cuadrados en el norte de África, pero tiene más que suficiente para ofrecer una
riqueza histórica y cultural impresionante. Es la segunda ciudad con la
arquitectura modernista más destacada después de Barcelona, y en sus rincones
puedes encontrar desde imponentes baluartes con sus fosos y puentes levadizos, plazas de armas, aljibes, almacenes, hasta cuevas que servían como refugio durante los asedios y la única capilla
gótica de África. Además, para colmo, todo hasta los museos gratuitos y sin olvidar las playas desérticas,
escondidas en el corazón del casco antiguo: un verdadero paraíso.
En cuanto a la recomendación gastronómica, no hay duda: el
restaurante Instinto, en la calle General Buceta 4, fue el sitio donde probamos
los mejores langostinos cocidos de la Mar Chica, de los tres restaurantes que
visitamos. El tartar y el tataki de atún, también, ¡una delicia!
Según nos cuentan, la gastronomía local se ha visto afectada
por el cierre de la frontera al comercio, pero nosotros, sinceramente, no lo
notamos. Chanquetes, puntillitas y una variedad de frituras que, gracias a los
malagueños, ¡nos salían por las orejas!
Según tengo entendido de unos amigos que han ido a Melilla, en el Instinto deben tener unos postres impactantes, a destacar las torrijas sobre todo.
ResponderEliminar"Hace falta muchísima fuerza de voluntad para decirle que no al postre en Melilla. ¡Qué insistencia!"
EliminarMenos mal que pudimos irnos en el avión porque si nos dejan hasta el martes, como a otros, en Melilla acabamos alistandonos al Tercio., junto con nuestras Baraka y Suceso.
ResponderEliminarPor saludo militar no sería. Auténticos expertos. Toc toc dos golpecitos en el pecho y lo siguiente...
La educación... como duele el saludito
Eliminar¿adoptamos? Jajaja
ResponderEliminar¡Grande Melilla! A pesar de sus pocos metros cuadrados. Ejemplo de fusión de pueblos que forjan un carácter amable y acogedor.
Razón no te falta
EliminarAy númayos yo fui de las q te dije Melilla? Pero q se te ha perdido allí.....y.mira que me han entrado ganas....aunque de ir contigo que tanto ardor guerrero no se si tienen alguno de por aquí.....
ResponderEliminarBien bonito
Eliminar