Tensión en el Golfo. Más movimiento de lo normal, esperemos que no salte la
chispa.
Explicar a una persona la realidad cultural de Kuwait es difícil, pero si
se añade que es mujer y es la primera vez que visita un país árabe, se
convierte en una odisea, sobre todo si los Cicerones están de gaupasa -después
de una maratoniana jornada- con un calor primaveral que comienza a ser
abrasador.
Ciertamente, una locura, hacer una visita al medio día, con sus 46ºC a la
sombra, y sin dormir, pero no hay más oportunidades.
Visita a la Gran Mezquita, más tensión, pero aquí salta la chispa Cuando la guía empieza a
justificar el “dress code”: desvinculándo la abaya de la religión o que
ellas están más cómodas en la parte posterior de la Gran Mezquita. Se mete en
un jardín sin flores y sin motivo. Nosotros solo queríamos disfrutar del arte.
Conscientes de que para el Golfo es un país con muchos derechos, -conducir,
votar y ser elegidas en las elecciones-, es difícil explicárselo a la auditora
que nos acompaña.
“Y yo que pensaba que vivía en un país machista. Por mucho que se venga
concienciado, hasta que no lo vives en tus carnes no lo asimilas.” – Comenta mientras
en el restaurante, nos separan a la zona de familias por su presencia.
No existe un código oficial, pero si se quiere ganar “el respeto”, hay que
seguir lo que marca la moda. Sobre todo, ellas.
Excusatio non petita, accusatio manifesta
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