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viernes, 7 de abril de 2017

Argelia, 42ºC a la sombra


 
Muchos gatos, demasiados.  Demasiado cerca: comida y basura. Moscas, cada vez más moscas.
Argelia es una mezcla de culturas. En eso se parece a Roma. La mayor diferencia, es que aquí no veo gente durmiendo en la calle.
 
Otra vez madrugón. En el aeropuerto nacional, nada más conseguir la tarjeta de embarque, nos indican tres horas de retraso. Tampoco se cumple. No me lo esperaba, estaba preparado para más.
 

Hoy, un día caluroso en mitad del desierto. Una rápida tormenta después de la cena , resulta una buena válvula de escape. Mi cabeza se esfuerza en recordar. Siempre relacionó el inicio de la lluvia con algo positivo. 
Aunque le falta algo. No huele igual. El olor de la lluvia sobre las calles de Algorta, cuando nos escapábamos hasta la tienda de chucherías de Olga, para comprar los “sobre sorpresa” y nos sorprendía la lluvia.



 
Mañana es viernes. ¿Nos tocará cuscús?
 

3 comentarios:

  1. Veo que los contenedores de la basura de Argelia son mucho más prácticos que los que nos acaban de poner en Getxo,que no tienen pedal......
    Qué paciencia tenia Olga,la de la tienda de chuches!!!!

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  2. Hace tiempo leí que no se sabe porque el olor de los chaparrones de verano aun no se ha convertido en un perfume, con lo tan unanimemente valorado que está esa fragancia.

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