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viernes, 5 de julio de 2024

Baja Sajonia , ... que subo

 El trabajo me lleva a pasar unos tensos días a la preciosa Stade, una tranquila y preciosa villa, a la orilla del caudaloso Elba. Un pueblo con encanto, con las calles adoquinadas, que si levantas un poco la vista – es difícil con lo que llevo encima- está lleno de preciosos rincones.

Es como retroceder en el tiempo, te puedes imaginar lo que fue el puerto comercial medieval, con los almacenes de ladrillo reconvertidos en casas, pero aún mantienen las vigas de madera, la pendiente de las paredes y el punto de anclaje para las poleas. Me llama la atención por cuatro cosas, lo tranquila y limpia que está, lo difícil que es encontrar donde cenar a partir de las ocho y media – entre semana una autentica yincana-,  el buen gusto a la hora de reconstruir el casco antiguo y que nadie habla inglés.

Como todos los días salimos tarde, nos relajamos paseando por el casco histórico en busca de un sitio donde cenar. Se hacen entender a la perfección. Solo les falta reírse a nuestra cara, a esas horas las cocinas están cerradas. Me he quedado con las ganas de cenar en el  "Stader Ratskeller", una cervecería con comida casera y parrilla.

Como todo lo malo, no dura para siempre, agotados recorremos el medio centenar de kilómetros a Hamburgo. Bastante tráfico, un poco a la carrera pensando en los horarios de estos días, para poder cenar. Llegar a la tarde a la zona de la estación, es un poco deprimente, mal elegido el hotel por mi parte. Gran cantidad de indigentes, tambaleándose, preparándose para caer redondos. ¿Dónde quedó la limpieza y el orden de esta semana? Algo se parece, difícil entenderse, por una parte, me alegro de que no hayan caído en la obligación del idioma universal y por otra, el tiempo. No se han dado cuenta de que estamos en pleno verano. Todos los días lloviendo, y de repente un rayo de sol, que anima el día.

Speicherstadt (ciudad de almacenes)

Aquí, en la ciudad, se respira hasta que están siendo los anfitriones de la Eurocopa, se enfrentan Francia y Portugal. Camisetas por las calles y un poco de color. Poco a poco, voy cambiando y apreciando lo bonita que es la ciudad. El ayuntamiento hay que verlo, con el balcón con su gran corona, las columnas y el tejado de colores.  Aunque, se nota que lo que da sentido a la ciudad, es el puerto, con sus canales, aduana y los grandes edificios de ladrillos rojo, los antiguos almacenes portuarios.

A lo callado, por lo menos yo no me esperaba encontrar, subiendo por un pequeño camino empedrado desde el puerto, - como no podría ser de otra manera, para facilitar el ascenso a los marinos- un barrio rojo en el distrito de Sant Pauli. En la calle Herbet, que este tapado el acceso con un vallado para que no se vea lo que pasa dentro, avisando con un cartel prohibido menores y mujeres. Una pena que aún se mantengan los escaparates con la triste carne de jóvenes bellezas. Tradiciones sin sentido, por lo menos, aquí no parece turístico.  



En cuanto a la recomendación gastronómica, es fácil. En Hamburgo, en el restaurante Franziskaner, Grosse Theaterstr. 9, Corner Colonnaden, con los camareros con sus trajes regionales, que es lo único que tienen de Aleman. Lo mejor, si se puede compartir, pedir el  614 Knusprige Schweinshaxe (1200gr.) mit Kartoffelknödel und Bratensauce ( El codillo asado esperado, con pure de patata) y el 606 - Franziskaner Haxenteller mit Champignons und Zwiebeln, Marktgemüse und Bratkartoffeln » ( El codillo deshuesado, muy jugoso con verduras.) Muy buenos los codillos, pero hace falta un zurito de litro, para pasarlos.

 

3 comentarios:

  1. St Pauli, donde el equipo de fútbol de las calaveras…

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    1. Eso es! Compramos camisetas para los bilbaínos

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  2. 😒prostitución abolición

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