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sábado, 29 de noviembre de 2014

Calgary,


La llegada a Calgary...en mitad de una ventisca, otra experiencia que tardaré en olvidar. Pero que colores! Pena de no tener la cámara a mano. 
La insistencia de las azafatas urgiendo para que se apagaran los aparatos electrónicos, no ayudan a quitar la sensación de riesgo. ¡Como se mecía la aéreonave! Ya entiendo de donde viene el nombre. Es como cuando por fin te pican los txipis en un bote con cuatro grumetes.


Los -26 grados esperando que llegue un taxi, se meten dentro del cuerpo, pero al final todo llega a buen término. No se por qué tengo la sensación de que todo el mundo me mira. La txapela y el bigote parece que no compaginan.



El día amanece soleado, invitando a un bonito paseo entre los ríos. Algún que otro resbalón pero merece la pena.
Recomendación gastronómica: brunch (ni breakfast ni lunch, un todo uno) pantagruélico en el Buffalo café. Ocupa una bonita casa de 1886 de las antiguas oficinás de la compañía Eau Claire y Bow River Lumber. Calle 187 barclay parade Southwest. Solo abre por las mañanas. Pedir los huevos rancheros, por unos 15$ más la propina.
Como punto negativo, me pone un poco nervioso que me estén rellenando todo el rato el café. Seguro que esta noche me entran dudas de quien es el culpable de mis desvelos, el desfase horario o la alegre camarera.





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