domingo, 22 de junio de 2025

Solsticio en Donosti - txakoli , tortilla y Bruce

La noche más larga del año la pasamos en San Sebastian , celebrando el solsticio de verano como debe ser: camiseta, pelo empapado y…

¡Sshhhh! -  Bruce Springsteen, mandando callar al público y poniendo orden en el mundo desde el escenario de Anoeta.

Porque sí, estábamos en Gipuzkoa, donde todo se celebra, escanciando el txakoli y según me hacen ver : desfilando con traje de soldadito  para conmemorar que un día echaron a los franceses, envalentonados por la cantinerita.


Pero ha tenido que venir el Boss, con 75 años, monitor para no olvidar las letras y mirada “intensa”, para recordarnos quién manda realmente. Él se queja de su presidente, y yo me quejo de haber comido en un mexicano sin picante y con un mole sin sustancia. El equilibrio universal se mantiene.

 

En Anoeta —que mira que es feo el campillo — los chavales servían sus primeras cañas con más espuma que cerveza y más nervios que experiencia. Pero el ambiente lo podía todo. Springsteen salió, saludó, y ya tenía a todo el estadio en el bolsillo. Volvió a regalar púas a niñas, entre abrazos, choques de manos y selfies.  Por cierto, yo tengo la mia. A mí me la regaló Kalvin en mi anterior concierto, “The Kaplans”, pero oye, cuenta igual (o casi).


 


Otra vez llovía, como en 2012, pero esta vez, con un poco de insistencia por mi parte, me compraste el “marcha y dancing ” oficial para integrarme. Me sentía fuera de sitio como me dijo la hermana “Jajaja, solo mi hermano va a ver al Boss con polo 🤣🤣.

 

A sus años, Bruce ya no corre, pero no necesita hacerlo. Llena Anoeta más que la Real, y eso sin meter un gol. Su música —mezcla de dolor y esperanza— sigue siendo un refugio colectivo. La casa de las mil guitarras fue eso: un lugar para todos, incluso si no te sabes las canciones (aunque te suenan), donde acabas bailando igual.

 

La recomendación gastronómica…

Cuando estaba todo lleno, una profesional —la Bea— nos llevó al frontón de Atano III, pegado al estadio y, a la vez, completamente camuflado. Allí me comí un bocadillo de tortilla de patata —no por el tamaño, sino por gloria bendita— que me salvó la noche. Estoy convencido.





jueves, 19 de junio de 2025

Desde Arabia- calor que quema y cielos que cuentan

Escribo desde el campamento en medio del desierto saudí, a unos 200 kilómetros de Kuwait. Aquí el sol no solo marca récords con sus gloriosos 49 grados, sino que el sudor también corre por otra causa: la tensión geopolítica del momento. Porque no todo es solo el calor sofocante, también está esa sensación de “¿y ahora qué?”, menudo mundo,que te hace sudar más que el propio termómetro.




Estamos en un momento complicado por la situación en la región, y eso se nota en la vida diaria del campamento. Parte del equipo que había salido por el Eid o que viajó al Líbano por una boda está teniendo dificultades para regresar, por las restricciones aéreas, paciencia, no queda otra. Como decía el humor de Gila, parece que los controladores aéreos están hablando con el enemigo para ponerse de acuerdo y no disparar justo cuando pasa un avión. Si no fuera por la tensión, ¡sería para reír!

Esta vez, el cielo ofrece un espectáculo muy distinto a cualquiera que haya visto antes. No son gaviotas las que dibujan estelas sobre el mar, como cantaba Perales, sino los surcos blancos que dejan los misiles al cruzar el firmamento, que dejaran historias que todavía me cuesta comprender. Aun así, en medio de todo eso, el desierto sigue regalándome amaneceres que quitan el aliento y noches estrelladas que parecen sacadas de un cuento.

 


Y no todo es solo trabajo intesnso y complicaciones, aquí va la recomendación gastronómica: el cocinero nos sorprende con sus huevos al curry, pequeños bocados de alegría , cenar solo y desconectar es otro de los pequeños momentos especiales.

jueves, 12 de junio de 2025

Mini escapada entre Biarritz y Bayona: un paréntesis perfecto

 Ha sido una escapada exprés, de martes a miércoles, aprovechando esa pequeña tregua que nos dan los exámenes de los hijos. Pero qué bien aprovechada... Un paréntesis perfecto entre viaje de trabajo y viaje de trabajo. ¡Recarga de pilas conseguida!



Nos fuimos al elegante Iparralde, a Biarritz, que siempre tiene ese poder mágico de llenarte de alegría y buen vivir. Es una tierra que rebosa color y sabor, y en cada esquina nos encontramos con recuerdos de otras visitas con los niños, cuando venían a aprender francés. Haciendo cuentas, ya llevamos más de una docena de veces... ¡y cada una ha tenido su encanto!

Esta vez no fue diferente. Bueno, salvo porque nos encontramos con la Trattoria cerrada —¡íbamos directos! —. Esperemos que sea solo por reformas. Aun así, el paseo por el mercado, perderse entre las entrecalles, ver a los surfistas o unirme a los ecologistas —doblando el espinazo— para recoger pequeños trozos de plásticos en la orilla... hacen que el día vuele. Literalmente.


Para dormir, cambio de aires: Bayona. La economía también cuenta. Me encanta esta ciudad entre ríos, con su aire medieval, sus castillos y cañones, y toda esa historia defensiva que la rodea. Tuvimos el lujo de ver jugar a unos auténticos lugareños en el trinquete de San Andrés... aunque también presenciamos una caída en directo. En ese momento dejamos de ser espectadores privilegiados: bastante tenía el pobre con el golpe como para encima sentirse observado.

Después de cenar, salimos en busca de la famosa luna de fresa. Al principio parecía que no iba a aparecer; incluso volvimos a salir de la habitación para ir al puente, por si estábamos mal orientados, pero nada... Al final, en uno de esos despertares que la edad ya no perdona, desde la habitación del hotel la vimos en todo su esplendor, en plena madrugada. Allí estábamos, los dos mirando por la ventana, la ciudad iluminada bajo su luz. Una estampa de esas que se graban.



Recomendación gastronómica clara: junto al río, en Au P’ti Bistro. Me sorprendió gratamente que a ti también te encantara la asaduría de corazones de pato.
—"¡No lo hubiese pedido en mi vida, pero está buenísimo!" —me dices entre risas.



El risotto, diferente: más caldoso de lo habitual, pero muy sabroso, con unos langostinos de primera.

Eso sí, como siempre, pedimos de más. Y mira que me avisas… pero nada, caemos igual. ¡Hasta dejamos otra vez vino! Sacrilegio, lo sé.

viernes, 6 de junio de 2025

Del Tendido al Golfo – Menuda agencia

Dos tardes, dos orejas y un máster en aguante emocional. En el tendido 7, como siempre, los típicos “enteradillos” que lo han visto todo menos la ducha. En el 6, las “fefas” sudorosas, que van más pendientes del abanico y la pose que del toro. Pero qué gente más maja los de Logroño, que saludan a cámara con ese “¡Para que veas, Mari Carmen, que estamos en la plaza y no en cualquier garito!”. Se giran y me explican que es para que se enteren sus mujeres de que no han venido de chufla, sino a triunfar en la capital. Olé por ellos.



Y sí, qué calor hacía. En el tendido al sol, lipotimias, algún que otro desplome y hasta un señor que devolvió hasta la última gamba. Aviso para navegantes: hay que venir preparado. A mí, esto me sirve como aclimatación para el Golfo Pérsico, claro que sí. Hidratarse es vital.

Semana dura. Madrid a mil por hora, con ese sutil estrés de “oye, que igual te cambian los vuelos y no vuelves más en business… pero tú tranquilo, ¿eh?”. Pues claro, ¿cómo no me voy a relajar con eso? Menos mal que pasamos la certificación con dignidad. Objetivo del año, superado.

Y ahora, rumbo a Abu Dhabi. Pensaba que iba de comparsa, a aplaudir desde el fondo. Pero no. Me dejaron solo. “Que no me preocupe”, me repiten como mantra. Vale, no me preocupo. Me resigno. Estoy en modo zen. Dos viajes en solitario. Lo bueno: no hay que compartir cenas ni conversación. Lo malo: no está preparado y algo seguro que irá mal, está claro. Trabajar con el socio es un malabarismo, pero otra vez sale adelante con mucho esfuerzo y restando horas al sueño.



Recomendación gastronómica: el pollo al curry del campamento, unos artistas. He pasado todas las comidas en la línea de self-services de comida india, y muy buena, oye.

Llega el jueves previo al regreso triunfal. Día normal. Comida ligera, Correo de la agencia. “Cambio en la reserva”. ¡¿Cómo que cambio?! Llamo a Madrid. “No te preocupes, hablamos con la agencia”. Bueno, bueno…

Dos horas de coche hasta el aeropuerto. Carretera mala, desierto invadiendo media calzada. El conductor ni se inmuta, esquiva dunas como quien juega al Mario Kart. ¿Preocupado? Nah, él tampoco. Aquí el caos viene incluido en el precio.

Aeropuerto lleno. Celebración de Eid. Todo alegría, todo paz. Yo también rezo por la justicia y la paz mundial… pero sobre todo por encontrar mi vuelo, que HA DESAPARECIDO. ¿Cómo se esfuman dos trayectos? ¿Quién los ha borrado? ¿Dios, Alá, la agencia? Nadie sabe nada.

Respiro hondo. Saco mis papeles, intento activar mi plan de emergencia (que básicamente consiste en mirar al techo, porque los teléfonos de emergencia solo se activan a partir de las siete, hora peninsular). Llamo a la agencia: me contesta una grabación con voz sedosa que dice “le atenderemos en breves momentos”… vamos, que son más de las cinco y ya se han ido. Y esos momentos nunca llegan.

El resto de pasajeros protestan por overbooking. Yo protesto porque es mi propia empresa… ¿me estarán saboteando? Al final, lo medio solucionan. Le debo una. Han perdido un tramo, pero consigo los dos primeros. Falta el último, pero menos preocupante. Los del overbooking me miran con cara de “¿este qué se cree, el sultán?”. Y un poco sí, la verdad.

En Doha, viendo que ya hay vuelo para Madrid, me permito un dry martini, a lo James Bond, no agitado.



Al aterrizar en Madrid, feliz de haber superado la joint venture, la carretera, el calor y la inexistencia de mis billetes. Abro el correo y… ¡premio! Hacienda me ha seleccionado para “aclarar” los viajes de hace tres años. Tres. Años. Que si fueron útiles, que si necesarios… Los abogados ya están preparando la respuesta a la diligencia. Que no me preocupe…

Y yo, solo puedo pensar en la diligencia en modo far west, duelo al sol. ¡Bang bang!

Todo bajo control. O eso me dicen.

viernes, 16 de mayo de 2025

25 Años, mil aventuras… y de visita en Abu Dhabi

Agotado, con el cuerpo aun arrastrando los restos de la celebración y el alma medio dormida, embarco finalmente hacia Doha tras una conexión penosa y con el retraso de “Vueling” en Bilbao, sin dejarme estar en la sala.

Mientras intento encontrar mi asiento, -cada vez, veo peor-, una india de ojos grandes me detiene. Me pide la tarjeta de embarque. La mira un par de veces y, en un suspiro casi pensado en voz alta, dice:

—Ángel…

Lo repite como saboreando el nombre.
What a sweet name! - me dice con una sonrisa tan sincera que por un momento me despierta de mi letargo.

Me sorprende aún más cuando, mirándome a los ojos, dice convencida:
—Seguro que hoy será un día precioso… y volaremos tranquilamente por tu hermoso cielo.



Y así, con esas palabras flotando aún en el aire, empieza el siguiente tramo del viaje.

Después vendrá otra escala, en Abu Dhabi. El cuerpo, ya sin defensas, me recuerda que no está en su mejor estado. Pero no importa. Vengo de una celebración para el recuerdo. Que me quiten lo bailado, literalmente. Todos coinciden: ha sido fenomenal. Una fiesta de esas que se guardan en la carpeta de los buenos recuerdos. Con la familia, con mucho baile, con bertso incluido. ¿Lo próximo? ¿Bodas de oro? Espero que se te ocurra algo antes.

El campamento, entre tanto trabajo, se enreda en malentendidos: ángeles mezclados, auditorías anuladas, un sindiós… Nada que no solucione el paso del tiempo (y una buena dosis de paciencia) como siempre, todo fluye. Al final, el viaje, el cansancio, el caos... ha merecido la pena.



Hoy, ya de regreso a la civilización, Abu Dhabi me recibe adornada con banderas de Estados Unidos por todas partes. Es jueves, y el tráfico es aún peor de lo habitual. Pronto entiendo por qué: grandes bloqueos, mucho control. Coincido con la visita del presidente a la Gran Mezquita. Me lo tomo como una despedida pintoresca de esta parte del mundo.



Y aunque estoy al borde del colapso físico, tengo suerte.  Recomendación gastronómica. En el piso 4 del hotel descubro una joya gastronómica: el restaurante tailandés “Silk & Spice”, recientemente incluido en la guía Gault & Millau UAE 2025 y también en la selección Michelin. No dejar de probar  “THUNG NGERN”: paquetitos de pollo picado aromatizado con hojas de lima kaffir.



viernes, 11 de abril de 2025

Valladolid: mezcal y pimito relleno

A las cinco de la mañana, desvelado por el bendito cambio de horario, me lanzo a dar un paseo hasta el mercado. Antes de volver a casa, toca parada obligatoria para reponer la despensa —por si las moscas, que uno nunca sabe cuándo va a hacer falta un buen chile.



Ahí está Doña Paz, en su puesto del mercado Donato Bates Herrera. Siempre me recibe con una risa pícara, como quien ya sabe que me va a vender lo que le dé la gana.
Empiezo preguntando por ese chilito seco, el que pica menos. Me dice que son 30… luego 40… y al final, no sé cómo, acabo llevándome un frasquito en polvo por 100 pesos. Solo falta la voz de Jon, cuando era niño, diciéndome: “Aita, que te están timando.”

En Información y Turismo, tambien me reciben con una sonrisa y de premio, un plano fotocopiado. Según ellos, ese humilde papel contiene los datos más relevantes :

Valladolid (en maya Saki’ o Zací, que significa “gavilán blanco”) es una ciudad del estado de Yucatán. Se encuentra al sureste del país, en la región oriente del estado, a 160 km de Mérida y Cancún.

La ciudad fue fundada el 28 de mayo de 1543, lo que explica ese aire colonial y esa serenidad de “yo ya he visto de todo”.

Acontecimientos históricos destacados:
• El inicio de la Guerra de Castas, el 25 de julio de 1847.
• La Primera Chispa de la Revolución Mexicana, el 4 de junio de 1910.



Históricamente, un lugar para andarse con cuidado... Pero la realidad, hoy en día, es todo lo contrario. Valladolid cumple con creces lo que se espera de una ciudad colonial bien cuidada: calles coloridas para pasear, la imponente iglesia de San Servacio, el Palacio Municipal, el exconvento de San Bernardino de Siena y, como joya de la corona, la Casa del Marqués. Ahí es donde me alojo, y como bien sabes, en los desayunos me siento —modestamente— parte de la nobleza.

Pero la vida continúa, y hay que trabajar...

Cuando no estamos entre andamios, papeles y planos (la obra manda), aprovechamos las cenas para rendir culto a la cocina yucateca. Siguiendo las recomendaciones de internet —ese oráculo moderno que falla más que una escopeta de feria— salimos en busca de un restaurante recomendado, lo que nos lleva a descubrir la otra cara de la ciudad: la menos turística y más auténtica.

Menos colonial, menos iluminada… y, posiblemente, menos aconsejable para pasear de noche. A medida que nos alejamos del centro, la limpieza disminuye, la luz desaparece y la realidad se instala: casas sin patrón arquitectónico, neumáticos jubilados tirados en las esquinas, y hombres colgados de hamacas con cerveza en mano, mientras las mujeres, en una coreografía eficiente, cocinan entre coloridos cacharros y un par de perros que parecen salidos del inframundo, esperando su turno.

Todo esto, claro, mientras nosotros seguimos buscando el restaurante maya “auténtico” a media hora del centro, dudando dos veces si darnos la vuelta y volver a lo conocido. Pero el paseo, hay que decirlo, es un regalo de realidad.



El restaurante Ix Cat Ik, realmente está decorado con mimo, para turistas (como yo, que no solo visito, sino que toco, huelo y pruebo todo), termino moliendo semillas de cacao como si supiera lo que hago. ¡Qué aroma! Y con miel... una delicia exótica. Pero la comida no es tán distinta y no merece el paseo.

Por eso la recomendación gastronómica de este viaje, es el restaurante Sikil, que además está muchismo más centrico: el  Tsi’ik de carne ahumada con recado blanco, chile habanero y un buen chorrito de naranja agria. También pedimos el Pimito Relleno de quesillo con longaniza y pico de gallo de pepino blanco. Yo, inocente, esperaba un pimiento relleno… pero ¡sorpresa! Lo que llega es una torta gordita, con sabor intenso a chorizo y torreznos. Una bomba de sabor. ¡Espectacular! Me resisto al mezcal, a pesar de que es la recomendación digestiva, para superar el resfriado, es tomarlo a besitos. Como dicen o me lo quita o termina conmigo. 



domingo, 6 de abril de 2025

Melilla: Más Allá de la Frontera, Un Viaje que Sorprende

 ¿A Melilla? ¿Pero qué se te ha perdido a ti en Melilla? – Cuántas veces me han soltado esta pregunta, como si estuviera buscando un tesoro perdido en medio del desierto. Pero ¿sabes qué? Hay sueños que no pueden esperar, sobre todo en estas tierras de frontera donde todo puede cambiar de la noche a la mañana. ¡Y aquí estoy, otro sueño cumplido!



Un viaje que, sinceramente, me dejó sin palabras. Melilla es una joya. ¿Quién lo diría? Una ciudad limpia, ordenada y con una gente que no puede ser más simpática. Me sorprendió en cada rincón. Se nota que aún no está invadida por turistas, y eso que tuvimos la suerte de aterrizar justo en el epicentro de la fiesta: La Africana, esa carrera legendaria que serpentea por los rincones más emblemáticos de la ciudad, organizada por el Tercio Gran Capitán I de La Legión.



 Melilla estaba engalanada con cientos de banderas de España, y por cada esquina asomaban los uniformes verdes, con ese tallaje a la italiana que no pasa desapercibido de la Legión, un auténtico orgullo melillense que les hace decir "¡viva España!" y "¡Viva el Rey!" cada dos por tres, aunque sin saber muy bien por qué.

Y como si fuera poco, fotos con los nuevos reyes del lugar: Suceso y Baraka, los borregos que han llegado para sustituir a la famosa cabra. Ellos le dan ese aire tan pintoresco y auténtico que solo Melilla sabe ofrecer.

Sin duda, vamos a recomendar la visita a todo el mundo. Mucho arte y mucha historia. Así nos lo explica un coronel en el museo militar, donde nos recibe un curioso botijo a la entrada. Según nos cuenta, tras la Guerra de África, Marruecos solicitó la paz. Después de unas complejas negociaciones, se acordaron los límites fronterizos de Melilla con Marruecos, definidos nada menos que por la distancia que alcanzara la bala del cañón “El Caminante”.

Así que, en un sentido casi literal, Melilla es la ciudad que nació de la bala de un cañón. ¿Hay algo más militar que eso?

Durante el fin de semana, nos sumergimos en el ambiente y adoptamos hasta el saludo militar: un golpe al pecho con rebote, seguido de un manotazo en la pierna con gesto marcial, doloroso y sonoro.

El lugar elegido para realizar los disparos, Victoria Grande, resultó ser uno de los fuertes más avanzados del Cuarto recinto fortificado. Como nos cuenta el coronel, con algo de sorna, los militares españoles de la época fueron unos auténticos "quijotes", pues de las dos balas disparadas, elegían la que más cerca llegaba, aunque perdieron territorio. Una pena, eso sí, que no se conserve la ilustre pieza de artillería, que fue fundida para otras necesidades. Un trozo de historia que se perdió en el proceso.

Al final, Melilla ocupa poco más de doce kilómetros cuadrados en el norte de África, pero tiene más que suficiente para ofrecer una riqueza histórica y cultural impresionante. Es la segunda ciudad con la arquitectura modernista más destacada después de Barcelona, y en sus rincones puedes encontrar desde imponentes baluartes con sus fosos y puentes levadizos, plazas de armas, aljibes, almacenes,  hasta cuevas que servían como refugio durante los asedios y la única capilla gótica de África. Además, para colmo, todo hasta los museos gratuitos y sin olvidar las playas desérticas, escondidas en el corazón del casco antiguo: un verdadero paraíso.

En cuanto a la recomendación gastronómica, no hay duda: el restaurante Instinto, en la calle General Buceta 4, fue el sitio donde probamos los mejores langostinos cocidos de la Mar Chica, de los tres restaurantes que visitamos. El tartar y el tataki de atún, también, ¡una delicia!

Según nos cuentan, la gastronomía local se ha visto afectada por el cierre de la frontera al comercio, pero nosotros, sinceramente, no lo notamos. Chanquetes, puntillitas y una variedad de frituras que, gracias a los malagueños, ¡nos salían por las orejas!

viernes, 28 de marzo de 2025

Doha y su magia preparando el Eid al-Fitr : De cansancio a sonrisas.

 Hay días en los que parece que el cansancio va a poder con todo. Estás en el hotel, intentando sacar el trabajo a deshoras, llamas al servicio de habitaciones y te preguntas si tendrás que esperar mucho más. El día parece no tener solución y la rodilla un poco tocada. Pero justo cuando te resignas, la bandeja llega con su misterioso encanto, cubierta por tres tapas metálicas para que no se enfrié, como si fueran un pequeño robot trayéndote la cena. Al ir a levantar una de las tapas, me doy cuenta de la tarjeta:

“Welcome to your home away from home.
We hope you enjoy your stay as much as we enjoy having you with us.”

Pocas veces pasa, pero esos pequeños detalles son los que marcan la diferencia para los que pasamos meses danzando de cama en cama.

Y para colmo… ¡el masala curry de cordero está de muerte! ¡Es de los mejores que he probado! Me ha devuelto la sonrisa y me ha reconectado con el mundo.

 


En las últimas horas del viaje, aprovechamos para recorrer los barrios turísticos de Doha. Comenzamos por la moderna Ciudad de la Educación, para volver a la mezquita para ver la famosa fuente de los cuatro ríos…, pero una desilusión, todo el viaje organizado para verla y sigue seca. Será solo para los más fervientes musulmanes, porque, aunque estamos en pleno Ramadán que era cuando se ponía en funcionamiento como me dijeron hace unos meses, no hay leche, ni miel, ni tintorro. Una pena, esa fuente parece tener más magia para el más allá que para el aquí y el ahora.

Junto a ella, la Universidad de Georgetown de Qatar, en un lugar emblemático. Me pregunto si los directores jesuitas de la universidad en los Estados Unidos se atreverían, en este momento, a apoyar la exposición Museo Palestino -su primera muestra descargable: “Gaza sigue siendo la historia”. Celebrar la rica vida de Gaza y compartir sus historias, mientras los intentos de desarraigarlos de su tierra crecen, es una exposición que toca la fibra.



Al atardecer, nos dirigimos al lujoso Katara, decorado ya para la celebración, donde continúan con los chorros de aire acondicionado, soplando con fuerza, a pesar de que ya el clima pide ponernos un jersey.

Para finalizar, para romper el ayuno, cenamos en Souq Waqif, que será el lugar donde hago mi recomendación gastronómica. 



Disfrutamos de la cena en la planta de arriba del restaurante iraquí Al Adhamiyah. El cordero, preparado de varias maneras, es sencillamente una delicia, pero lo que más me sorprendió fueron los tiernos tacos a la brasa Lamb Tikka Yogurt, ¡una maravilla para el paladar! Aunque lo que más te puede gustar es el del aperitivo:  Musellih Kibbeh, una mezcla de carne molida de cordero con frutos secos y especias, envuelta en un delicioso talo de trigo gordito. ¡Un verdadero manjar!

 

domingo, 16 de marzo de 2025

Boinas , bonitos y carritos de botellón en Cantabria

Disfraces de aldeanos, boinas bien caladas, entrecejos pintados y colorete. Una tradición, un poco extraña de Santoña.

Botellón con barra móvil - los carritos- en la plaza de Abastos, es la celebración del "Día del Aldeano", la traca final del Carnaval.



Adivinar quién es del pueblo y quién estaba disfrazado de pueblerino, puede ser un bonito reto.

Algunas compras, bonito, anchoas y el chorizo de Géne. No hay que perder oportunidades.

 

Con el estómago ya pidiendo algo más elaborado, nos dirigimos a nuestra cita gastronómica en El Solana, pero esta vez en la remodelada taberna del restaurante con estrella Michelin.

La recomendación, no es fácil. La carta está muy bien porque está diseñada para "compartir" al centro de la mesa entre los cuatro, a cucharada limpia.

Tardaremos en olvidarnos del  aguacate tatemado - asado a lo mexicano- con queso fresco y una vinagreta, una combinación de sabores frescos y cremosos. Luego, me sorprendió gratamente los callos y manos de cerdo servidos con patatucas.

 


A la salida, las vistas impresionantes, un paisaje que parecía de un cuadro, las verdes campas y el contraste de los montes nevados al fondo.

 Otro día en Cantabria, aunque no era la salida programada de todos los veranos, es siempre una sorpresa. Una mezcla perfecta de tradición, gastronomía y paisajes que quedan grabados en la memoria en buena compañía. Y esta vez, sin duda, no fue la excepción.

 


Para terminar visita fugaz al Santuario de la Bien Aparecida.

En el retablo mayor se encuentra la pequeña talla de la Virgen, cuya aparición en una ermita en 1605 sigue siendo un misterio, aunque para mí, sencillo…

 alguno que la escondió y no pudo volver para recuperar la estatuilla.

 

 

 

jueves, 13 de marzo de 2025

Un Cambio de Ritmo "Ramadán en Arabia Saudí"




Qué diferente es estar en mitad del Ramadán en Arabia Saudí ahora. Las restricciones para los no practicantes ya no son lo que eran hace quince o veinte años, cuando nos sentíamos casi perseguidos. Hoy, hasta le pido un cafecito al tea boy en el despacho cada dos horas, sin problema. Y qué decir de la diferencia para ellos: antes soportaban el ayuno bajo los 50 grados del verano, y ahora lo pasan con fresquito del final del invierno.

 


Aun así, el cambio de horarios se nota. En el hotel, la cena no empieza hasta que han servido el iftar, el servicio de habitaciones se paraliza, así que me toca acostarme tarde y hoy mi visita al museo ha tenido que suspenderse, abrían a las nueve. Aquí la vida se ha trasladado de noche, y el trabajo, cuando toca, también. La flexibilidad horaria tiene su lado bueno, pero las noches largas traen consigo atascos curiosos a las dos de la mañana. Interminables.

 

Esta vez la recomendación culinaria es obligada, en el comedor de la obra: los currys, excelentes. Picantes, muy picantes, pero llenos de sabor. Lo demás, a base de club sándwich.



 

Escribo estas líneas con la emoción de saber que el Athletic ha pasado a cuartos. Qué nervios, y qué pena no estar en San Mamés. Pero en casa seguro que lo habéis disfrutado. Ojalá podamos ver juntos la semifinal, porque la siguiente ronda, me pillará en México. Un desastre manejando la agenda.

 

Luna llena y eclipse. Espero no perdérmela

lunes, 10 de marzo de 2025

Oviedo

 

Algún día quizás me haga un poco más sociable, pero hoy por hoy, las visitas guiadas me superan. Y si son “free tours”, ni te cuento. Además de no darte factura, te envían un mensaje en plan aviso: “Usted está contratando un Free Tour. Se trata de una ruta de libre aportación, lo cual no implica gratuidad.” O sea, que es gratis, pero no tanto…



Después, un buen rato de charla histórica que termina siendo más largo de lo que imaginaba, con algún que otro dato erróneo. ¿En serio te cuentan que Alfonso II quiso crear un linaje de Reyes y se casó con la hija de Carlomagno? Suena raro, incluso para un ignorante histórico como yo. Lo único cierto es que Alfonso II, el “Casto”, fue el rey que más tiempo mantuvo la corona, viviendo hasta los 82 años. Y todo gracias al "no follar".


Y para rematar, te piden tareas: valorar el trabajo del guía y tu nivel de satisfacción para decidir cuánto pagar. Lo habría agradecido mucho más si pusieran el precio desde el principio, la verdad. Aunque, al menos, vamos en grupo y hay gente educada que entiende mejor estas cosas. Yo me habría escapado mucho antes...

En cuanto a la ciudad, no puedo decir mucho más que lo poco que vi del “Oviedo Redondo” y su ambiente me ha gustado. Tendré que volver, porque, a pesar de lo que prometía un día relajado, se me complicó…


El Mercado del Fontán es una verdadera maravilla. Ver cómo los ovetenses compran grandes erizos de mar es todo un espectáculo.

La recomendación gastronómica es fácil: sabemos la dirección y la ubicación, pero aun así tenemos que preguntar. Hemos estado en un restaurante “casi clandestino” en pleno centro de la ciudad, pero con estrella. Se trata de un lujo camuflado dentro de lo que parece un centro comercial. "El Vasco", un edificio emblemático en el corazón de Oviedo. Una grata sorpresa. Una verdadera grata sorpresa. Una sala pequeña, cocina con barra y cuatro mesas.

Génova (con un apellido precioso), nuestra sommelier y jefa de sala, nos ayudó desde el principio, adaptando la experiencia a nuestro variado grupo. Apuesto a que no nos olvidará fácilmente. Cada uno de nosotros tenía su menú personalizado con su nombre. No entiendo cómo perdí el mío.



El Menú Corto NM "Paisajes Diversos", preparado por el chef Daniel, es una auténtica maravilla. Es difícil quedarse con un solo plato, y los que menos me entusiasmaron no fue por culpa de la comida, sino porque aún no soy lo suficientemente audaz como para probar un postre de coliflor. Pero todo llegará…

viernes, 7 de marzo de 2025

“Pajaritos por allá” - casualidades en Varsovia

 Aunque el invierno ya empieza a dar tregua, a principios de marzo la antigua capital medieval de Polonia aún conserva su magia invernal. En la Plaza de Plock, los patinadores siguen deslizándose sobre el hielo, mientras en la torre del Ayuntamiento ondean la bandera nacional y la de la cercana Ucrania.


Lo sorprendente no es solo verlos patinar, sino que lo hacen disfrazados. Es carnaval, después de todo. Pero lo que realmente nos arranca una sonrisa en la fresca noche es la música que suena: “Pajaritos por aquí, pajaritos por allá…”

Sí, el icónico baile de los ochenta de “María Jesús y su acordeón” por la megafonía, y los patinadores lo siguen con la misma coreografía y los mismos gestos que nosotros. ¿Quién iba a decir que esta canción era universal? Sorpresas te da la vida.


Después de una semana intensa, en la que las jornadas terminaban tarde y los restaurantes cerraban pronto, repetimos cena en dos lugares muy distintos.

Por un lado, “Salonik Baco Kiysi”, una asociación de ayuda a jubilados, donde no puedo dejar de repetir la contundente sopa tradicional de callos. Por otro, el elegante “Hotel Tumski”, con su refinada propuesta gastronómica, pero sobre todo, porque está abierto hasta las diez de la noche.

 


Sin embargo, la recomendación gastronómica de este viaje se encuentra en Varsovia, en “Specjaty Regionalne”, un restaurante que hace honor a su nombre. Agotados, pero disfrutamos. Imprescindible probar el Bigos Domowy Wielkopolski, un puchero de carne guisada con col agria, con setas silvestres y vino tinto.

Pero la anécdota de la noche la protagonizó el “sommelier”. Mientras nos explicaba la historia del “terruño” de Wieliczka y sus profundas minas de sal, me resultó conocido. Buscando en mi galería de fotos, lo confirmé: ¡ya nos habíamos cruzado antes!

 

Al terminar la cena, y después de haber probado los caldos de la zona, se lo mencioné, no podía creer que aún guardara una foto suya de hace casi dos años. Entre risas y emoción, llamó a su jefa y, como si fuera una celebración, nos invitó a dulces y vodkas aromatizados. La conversación fluyó, igual más de lo debido, y terminó sentándose con nosotros.   Me pidió volver a ver la foto. Sin dudarlo, agarró mi móvil, y lo que hizo fue dejar su propia reseña con una sonrisa de satisfacción y, para rematar, subió las dos fotos a internet con total naturalidad.

 

¡Grande, Peter! —¡qué personaje!

 

Un reencuentro inesperado que hizo especial esta noche en Polonia.

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