lunes, 17 de noviembre de 2025

Lo de la lluvia en Sevilla es un cuento chino

Muchos recuerdos en nuestra bolsa de viaje, ya son muchos juntos desde el 2011… muchas risas y más de una bodega encima. Ahora al pensar qué escribir para recordar nuestra última escapada a Sevilla : "La lluvia en Sevilla es una pura maravilla...". My Fair Lady, no tenía razón, pero a mal tiempo, buena cara y lo hemos vuelto a hacer; disfrutar de cada momento con la gabardina, el paraguas y con el aroma de balde de fregona húmedo.

 Nuestro mantra viajero podría ser "La Vida es Para Comer" y se activó nada más pisar el Mercado de Triana a primera hora. Ver ese despliegue de buen producto, fresco y vibrante, es un espectáculo para los sentidos. Eso sí, nos llevamos el primer susto: ¡las cigalas de tronco a 90€ el kilo! Como para comprar cuatro y que nos las hagan en el momento… Siempre hay plan B, al pasar por la “Jamonería José Luís Romero” , aunque era pronto, unas miradas de aprobación y … botellita de cava y unas ostras tan sutiles… para comenzar el finde con buen pie.

 


Pero las grandes risas, la anécdota que contaremos una y mil veces, nos esperaba en la capillita del Carmen, bajo el puente de Triana. ¡Por 1,50€!! Dos tontos muy tontos, chaparrada y toque de campanas.

 Menos mal que somos de encontrar fácil refugio – porque no deja de llover con ganas-  y en “Casa Cuesta” repusimos las fuerzas con unos menudos (callos con garbanzos) que eran pura gloria terrenal, y unas berenjenas con miel de caña que nos trasladaron al cielo. Todo muy místico.

 Luego, en nuestra primera incursión en el tapeo formal de barra en  “La Entrañable", con silla baja:

-          Perdón, ¿qué es esto?

-          Pan – Dice el tabernero

-           Ah... pensaba que era mollete.

-          Si lo sabía, ¿pa' qué pregunta? Suelta con el tono justo al borde de la broma

 


Después de la siesta, al Museo de Bellas Artes, un lugar de 10 para protegerse de la tormenta Claudia… tronchándonos como insustanciales con las cajas de las consignas.

Murillo está bien, pero tantos cuadros de tiñosos que solo con verlos te empezaba a picar todo... Zurbarán, algo menos intenso, pero especialista en pintar santas pomposas con trajes de lujo. La lección del día: si tiene alas y mata al dragón, es el Arcángel San Miguel; si no tiene alas, es San Jorge.



Callejeando de noche por La Calle de la Vida, entre los tunos que seguro que algo tienen que ver con la lluvia…nos topamos con la famosa reja del diablo, una verja sin soldaduras de la que un emocionado sevillano nos cuentan que por ella se asomaba su padre de muchacho… Mientras, en el balcón de arriba, un tipo con cara de pocos amigos – no son horas para tanta historia- nos miraba.

 


La visita a la Plaza de España, un momento de sol, para poder ver las diferencias en las calidades de los azulejos, cosas de las prisas en las obras… es bien bonita, aunque esté sin agua y sin botes para demostrar nuestra pericia.

La recomendación gastronómica es “El Disparate”. ¡Con cuidado de que no te sitúen en la zona de co-working! Riquísimo de aperitivo Ensaladilla de gambón al ajillo, el carpaccio de alcachofa con parmesano, jamón y pistacho. Y de los cuatro platos principales que pruebo, me quedo con  el Calamar thai con crema de verduras, curry verde y leche de coco. Y fuera de carta, el cocido : manos de cerdo deshuesado con garbanzos.

 

Después de un estudio exhaustivo del precio de la tapa por Sevilla: Ojo cuidado la rodaja de salchichón a 1€, si hay que recomendar algún bar más, para la lista:

-          Bar “el Peregil” con g,  pequeño pero con un toque especial. Y sí o sí hay que probar los Buñuelos de camarón, wakame y ortiguilla. Donde nos preguntan a la hora de pagar quién lleva los “jurdeles”.

-         Jamón en el Bar las Teresas, tuvimos que repetir, la ración se nos quedó corta en la barra. Aunque el de “La cocina del Traca” en un barrio más familiar y menos turístico, no se quedaba a la zaga.

-          Los riñones del Rinconcillo, un bar con más de tres siglos donde aún apuntan la cuenta con la tiza en la barra gastada de madera.

-          La bodega de Santa Cruz, donde nos enseñan a encestar la propina a tres metros de distancia.

-           Las alcachofas de Casa Román riquísimas pero las llaman : Flores de alcaucil salteadas con jamón ibérico , como para encontrarlas en la carta.

 

Habrá que volver, porque, como bien pone en Sevilla por todas partes: 

NO madeja DO comprar de todo …

 

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