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domingo, 19 de mayo de 2024

Singapur, probando la comida peranakan

 

El cansancio es alto, no es fácil aclimatarse -el viaje desde México ha sido una paliza. El mejor plan que se me ocurre para aguantar y luchar contra el desfase horario, nada más aterrizar el domingo, es un gran paseo. Un buen método para forzar y no dormir. Hay que estar decente para trabajar a la mañana siguiente.

Está vez en Singapur, noto bastantes diferencias, sin la pareja de anfitriones de anteriores visitas y peor tiempo.



Una gran idea. El paseo me reanima y me hace disfrutar mucho. Parándome por las esquinas, recordando explicaciones, risas y buenos momentos vividos. Sin darme cuenta, después de unas calles con farolillos, llego al Thian Hock Keng, en pleno Chinatown, y al cruzar un par de calles más, te topas con la mezquita del Sultán Little Arabia, que también es monumento nacional. Pasear por la pequeña India, con sus olores y colores de sus casas, así como sus “discretos” templos para los daltónicos.  


El objetivo, era llegar a ver el atardecer, y ver el sol reflejado en el hotel Marina Bay Sands. Si alguna vez regreso, espero subir a tomarme un pote, en esa terraza que debe ser prohibitiva. Verlo desde la esplanada de enfrente es precioso, y la estampa muy divertida. 

Podría pasar horas mirando las poses de los turistas, es para morirse de risa. Si no te sacas la foto ridícula, pues como que no has estado en el país. Hay que rendir pleitesía al protector de Singapur, al Merlión, el pez con cabeza de león que escupe agua por su boca.

Y como no podía ser de otra manera, no dejé pasar la ocasión de ir al Long Bar del hotel Roffles y darme el capricho- menudo precio- de volver a tomar el Singapore Sling, porque en esa barra llena de cacahuetes, parece que todo sabe mejor.



Sin dudarlo, es la gran ciudad que mezcla tradición y modernidad y todas las culturas. Igual los recuerdos engañan, pero me parece un poco más sucia. Alguna lata y papel en medio de un parque, me llama la atención. Pero lo que sí que me sorprende es ver algún occidental, fumando tan plácidamente mientras pasea y se salta un semáforo en rojo, sin ningún coche a la vista. ¡Que osado! Pensaba que eran más estrictos con las multas.

Al mal tiempo, buena cara. Yo ya ni corro cuando me pilla la tormenta. Aún me falta la pericia local de andar bajo la lluvia: no agachar la cabeza, porque te vas a mojar igual y lo otro es ir en chancletas de piscina todo el día, porque es el único calzado que aguanta este buen tiempo.

En cuanto a la recomendación gastronómica, un barato restaurante: “ Simply Peranakan” en 28 Cavenagh Road . Es la primera vez – al menos eso creo- que voy a un restaurante de cocina peranakan , que es la adaptación de la comida de los inmigrantes chinos que se casaron con los malayos, fusionando la gastronomía.

Muy bueno, para comenzar un poco de casquería  “Deep Fried Mala Pig´s Intestines” y de plato de carne típico el “Babi Ponteh” . Me recuerda a las manitas de cerdo, pero agri-dulce, un estofado con mucha grasa con soja y algo dulce. Muy bonita experiencia. No me importaría repetir, me quede con ganas de probar el Ayam Buah Keluak…

 

 

2 comentarios:

  1. Pues ojito con lo que quieres probar...

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    1. Ayam buah keluak es un plato tradicional de Peranakan - pollo, salsa de tamarindo y nueces buah keluak. Normalmente se sirve con arroz

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